05/09/2017
por Marlene Anchante Rullé
Directora del Centro de Análisis y Resolución de Conflictos de la Pontificia Universidad Católica del Perú
12 de Septiembre del 2017
El pasado 24 de agosto publicamos la primera parte de este artículo (ver link para leerlo), en el que analizamos la negociación entre el MINEDU y el magisterio. Concluimos que no todas las negociaciones tienen un buen final porque pueden efectivamente truncarse. Además de los motivos para que una negociación se torne inviable, hicimos referencia a la utilización del MAAN (la mejor alterna al acuerdo negociado). En el caso de los docentes recordemos que su MAAN fue el dialogo con Fuerza Popular para lograr que el Congreso apruebe un proyecto de ley que modifique los términos de la evaluación docente. Dicho MAAN no funcionó. Mientras que, en el caso del MINEDU su MAAN fue emitir un decreto de urgencia para contratar docentes de remplazo provisional, ejecutar medidas de despido y descuento en los salarios. En dicho artículo afirmamos que “el final de la huelga docente podría llegar pronto pero no necesariamente como fruto de los términos de la negociación realizada, sino de la implementación de las medidas alternativas del gobierno”. Y en efecto, nueve días después los propios maestros anunciaron el fin de la huelga.
Cuando una parte negociadora dispone de un mejor MAAN, tiene alta probabilidad de lograr sus objetivos y que su contraparte modifique su posición. La posición de los docentes fue mantenerse en huelga hasta conseguir cambiar los términos de la evaluación docente. Pero esa posición, se quebró ante la inminencia de los descuentos y del remplazo por docentes provisionales. En su análisis costo-beneficio probablemente los docentes analizaron que tenían más que perder y tomaron la decisión de levantar la huelga. Sin embargo, cuando en las negociaciones las partes utilizan poder de tipo coercitivo, trae como consecuencia emociones de temor, cólera y deseo de revancha. Por tanto, la huelga de docentes puede haber sido levantada pero las partes negociadoras aún sentir insatisfacción con el resultado.
El uso de poder coercitivo exacerba posiciones competitivas y amenazas entre los negociadores. Para enfrentar el uso del poder coercitivo en una negociación, existen entre otras tres estrategias: primero, tener claro qué es lo mínimo que podemos aceptar como fruto de la negociación, y a la vez tratar de conducir la misma hacia los intereses mutuos. Segundo, cultivar un MAAN, vale decir una forma alternativa de satisfacer los propios intereses al margen de la negociación misma. Se suma a ello, el identificar indicadores para reconocer el momento oportuno para utilizar el MAAN. Tercero, pactar acudir a una tercera parte (por ejemplo un mediador o facilitador) para ayudar a encaminar el proceso de negociación cuando los negociadores no pueden continuar por sí solos. En la huelga docente se invocó a la Iglesia como mediadora pero no llegó a concretarse. Ello porque la mediación no es un acto mágico sino que se requieren condiciones para su efectiva realización. Y probablemente ese no fue el caso.
Si estás interesado en capacitarte como negociador escríbenos al correo: centrodeanalisisyresoluciondeconflictos@pucp.pe